Abraza a Siria abrazándote a ti

Pareciera que el ser humano está teniendo retos de identidad como nunca antes. Todos tenemos una gran impotencia de no poder ir a Siria a hablar con todos los involucrados para encontrar acuerdos, para parar la violencia y abrazar a todos los que sufren.

Todo se polariza y el resorte se está estirando y estirando para que tengamos la oportunidad de decidir de una vez por todas de qué lado queremos estar y cuáles son las batallas que realmente vale la pena pelear.

La guerra en el mundo, es un ejemplo de lo que pasa cada día adentro de nosotras mismas. Una opotunidad para cuestionarnos la forma en la que queremos vivir nuestra propia guerra interior cotidiana: pedir perdón o no, perdonar o no, ser honestas o ser perfectas, ser “vulnerables” o seguir “protegiendo” nuestro corazón ante la creencia de que alguien tiene el poder de lastimarlo.

Claro que es frustrante no poder ir a Siria a abrazar a los niños, a ayudar, a sanar, a amar, a dar, a propiciar una pausa con miles de banderas blancas, pero cada minuto tenemos nuestra propia oportunidad para dejar de luchar esas batallas internas que nos drenan. Al reconocer lo que pasa en nuestro micro cosmos, ayudamos a la sanación del macro cosmos, poniendo nuestro granito de arena para elevar la vibración de todo como en el efecto mariposa.

Recuerda: No hay que tratar de ser perfectas, ya lo somos, sólo hay que observarnos con atención para ser honestas y abrir el corazón, desde ahí tendremos claro cuáles son las batallas que realmente vale la pena pelear para evolucionar, porque la mayoria son sólo una ilusión.

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